26 de abril de 2011

Una rosa salió de mi sangre y mi aliento la ha hecho arder


Aquí, donde no debería estar, donde tú no deberías estar, me doy cuenta de que el placer y el dolor son lo mismo. El placer provoca dolor, y el dolor provoca placer. Ambos están impulsados por el fuego, como si éste fuese un semidiós que controla las dos pasiones a su voluntad, hiriéndonos y deleitándonos. Pero en realidad el fuego está dentro nuestro, somos nosotros los semidioses y los que hacemos que nuestra vida sea dolorosa, pero placentera.


I'm willing to take the risk

2 comentarios:

  1. Y muchas veces ese dolor te va destrozando y decides dejarlo ya, pero entonces ves que junto con ese dolor hay un gran placer y entonces sigues como antes y al final acabas sufriendo mucho y preguntandote si vale la pena sufrir por ese placer.

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