Llevo demasiado tiempo siendo un nocturno. La noche ya no me guarda ningún secreto. Esa mezcla de misterio y fascinación hacia la oscuridad mal disimulada que durante años ha asediado al hombre, conmigo se ha dado por vencida. Ese ejército se ha retirado, dejando a paso a los cañones de luz que, sin avisar, llegan pronto en la mañana. Ahora ese es el misterio que más me cuesta descubrir.
Por mucho que nos guste añorar lo adolescente, llega un momento en el que crecemos y el misterio se va perdiendo poco a poco.
ResponderEliminar