2 de agosto de 2017

Inyección.

Llueve sobre el Raval en esta tarde de Agosto. Desde la ventana del médico veo cómo se moja mi bicicleta y espero los resultados de los análisis. El gris del cielo lo está cubriendo todo. Llega el M

édico, también con el pelo gris y la voz gris. Las voces grises me calman los nervios.

Mi nuevo lugar en la sala de espera ya no está cerca de la ventana. Ya no veo la lluvia ni veo mi bicicleta. Solo hay tres anónimos abstraídos en sus teléfonos que, de vez en cuando, van perdiendo anonimato cuando el médico les llama.

-¡Edgar López!

Es mi turno. Pero pronto las cosas cambiarán.

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