12 de mayo de 2010

Triste existencia.

Sí, es siempre así, sobre todo de noche. Y yo no pienso nada, ni siento nada, como de costumbre. Tengo suerte. ¿Tengo suerte? ¿Es suerte no sentir? Vivimos para sentir, luego si no siento, ¿no vivo? Entonces estoy muerto. Pero los muertos no hablan, no escriben, no piensan. Yo pienso. ¿Yo pienso? Yo no pensaba que pensase. Realmente pienso. Pero... ¿no siento porque pienso? ¿Y si dejase de pensar? ¿Sentiría? Y si empiezo a sentir, empiezo a vivir, entonces volvería a nacer. Si es que he nacido alguna vez. Hasta aquí bien, me sigo. Luego pienso, otra vez, en Descartes. Pienso, luego existo. Y, si dejo de pensar y vuelvo a nacer, dejaría de existir, entonces Vivir y Existir son conceptos incompatibles. Ahora existo, porque no siento, pero, ¿existe alguien más?

Todo empieza a tener sentido.

1 comentario:

  1. Tengo curiosidad por cada uno de los pasos de tu muerte sentimental, por tu triste (no-)existencia y tu dicotómico "o pienso o siento".


    "Y yo no pienso nada, ni siento nada, como de costumbre."

    Para no pensar te ha salido una buena reflexión, no crees?

    ResponderEliminar