12 de septiembre de 2011

Trémula turbación de todo cuanto toco

 
Alimento mi cultura con poesía
mientras la destruyo con el vicio
carnal. 
El olor corporal que me derrite
el cerebro 
y llena Nueva York de restos
líquidos.
Finalmente cedo al deseo
de la espalda 
entintada
bajo el vapor de agua. 
En un espejo empañado encuentro el reflejo 
de una mente empañada
por el sudor imaginario.




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