No era más que un niño de unos siete años, pero con su mirada podía prender cualquier corazón. El corazón de ella era como un pequeño bosque virgen, donde los pájaros y las ardillas construían sus nidos. Donde todavía no había maldad. Y de la fusión de estos dos corazones, ambos tan puros, nació la más aberrante de las criaturas. Un cuerpo de madera quemada. Las cuencas huecas de los ojos. Y un corazón abrasado.
He was the fire restless and wild
No hay comentarios:
Publicar un comentario