1 de enero de 2012

Serpientes sedientas

Me enfrento a una serpiente venenosa que pretende perforar mi piel con sus afilados colmillos. Se desliza por el suelo, reptando, acercándose cada vez más a mí. No me muevo, no puedo caer en la tentación, no puedo morder la manzana que me ofrece. Huyo. Intento refugiarme en una cueva, pero cuando me doy cuenta estoy rodeado de miles de serpientes negras que me rozan los tobillos, se enroscan en mis piernas y me arrancan la ropa. Pero el pensamiento de la salvación persiste. Pronuncio las palabras adecuadas y la tierra se abre tragándose a todas las serpientes mientras el aire me elevaba. Seré libre.


Now is my time to be stronger

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