15 de febrero de 2012

The cold and the bare

Críptico. Así ha sido siempre. Lleno de simbolismos preciosos. Quizá demasiado barroco. Con espadas colgadas en la pared, árboles en las ventanas y coronas colgando en el aire. Pero Clump se lo llevó todo, y ahora las paredes blancas hacen juego con mi piel descolorida. Sigo imaginándolo apoyando su cabeza en mi vientre. Sigo imaginándonos bailando en la sala. Pero estoy bailando solo. 


Sería tan cómodo que volviera... Que trajese de vuelta las nueve cajas con nuestra historia dentro. Volver a empapelar las paredes con las hojas verdes y no tener que volver a ver nunca el blanco. Que me trajera una toalla y ropa. Pero no, no volverá. Estoy desnudo y mojado en el suelo del salón, temblando al pensar en el momento de salir fuera. De salir a comprar ropa, muebles, toallas y quizá pintura y algo de comer. Me asusta el mundo real, es tan terrible...

1 comentario:

  1. Las coronas quedaron enterradas y deformadas en cajas llenas de recuerdos, de emociones y sábanas sudadas. También de las espadas, símbolo de las armas que usábamos para matarnos en nuestras guerras; y las hojas que recubrían nuestras paredes, impidiendo reflejar lo pálidos que eran nuestros cuerpos llenos de microscópicas gotas de semen.

    Toda nuestra vida juntos dentro de nueve cajas, una historia, un fenómeno viral. Hemos vuelto a apilar las cajas y construir un castillo con ellas, pero esta vez no lo quemaremos desde dentro. Ni desde fuera. Mantendremos el castillo en pie, como símbolo de hasta dónde hemos llegado, hasta dónde nos hemos marcado y hasta dónde hemos muerto y vuelto a nacer.

    El mágico bosque marañoso ha dado paso a un hormiguero de ciudad gris: la normalidad, la palidez, la falta de saturación. Acabó la magia y, como buenos re-nacidos, nos infiltraremos entre los ciudadanos grises, sigilosamente, para darnos cuenta que no sólo juntos somos capaces de devolver el color al mundo.

    ResponderEliminar