16 de abril de 2012

Interrogantes

Llegó al lugar acordado. Hacía meses que no se veían, exactamente doce. Miró el reloj. Pasaban cinco minutos de la hora acordada. Era típico en ella, siempre se excusaba con algún comentario sobre su aspecto. Mientras tanto, él se entretuvo buscando el centro exacto de aquella plaza enorme. Luego contó los arboles que había alrededor: treinta. Quince en un lado y quince en el otro. Se dio cuenta de que en lo alto de un edificio había un gran reloj analógico. Ya llegaba media hora tarde. Le habría llamado de haber tenido su número. Empezó a repasar cada cosa que quería contarle, no buscando su comprensión ni su apoyo, simplemente con el objetivo de pasar un buen rato con una vieja amiga. Un año daba para mucho, y no eran pocas las novedades que traía esta vez. Pero ella nunca llegó, y su antigua costumbre anual, la única que se había mantenido firme pasase lo que pasase, había caído en el saco de las viejas costumbres como último mal que salía de la caja de Pandora antes de que esta se cerrase.


I know, we've been throught this before

No hay comentarios:

Publicar un comentario