Las fronteras cada vez tienen menos sentido para mí. Tan solo dan nombre a regiones concretas. Australia, Londres, Sudáfrica, Valencia, Estocolmo. ¿Qué diferencia hay? Las personas viven. Las personas sienten. Pero ¿qué más da? No quiero estar atado a un sitio al que no pertenezco. Quiero pertenecer a todos los sitios en los que he estado. Y, una parte de mí, pertenece a los sitios donde estaré mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario