A ti, que ya sabes quién eres:
Corres, llegas,
miras a tu alrededor.
Caminas a ciegas,
sólo un tenue resplandor.
Detente, no avances,
sólo permanece ahí.
Entra en trance.
Puedes pensar sólo en mí.
Ese resplandor que veías
Era la luz de mis ojos.
Lleva brillando días
En medio de los rastrojos.
¿Eres tú mi salvador?
¿tú me sacarás de aquí?
Lávame con tu jabón,
el de lavanda y jazmín.
Edgar López Barceló
Que bonito... Que suerte saber explicarte tan bien.
ResponderEliminarGracias, aunque ahora me da un poco de vergüenza...
ResponderEliminarPues no dejes que esa vergüenza te impida escribir estos textos, que estan muy bien. Ademas, dicen que la verguenza se pierde con los años..
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