21 de agosto de 2012

Siempre lloro en los finales

Estaba tumbado en la cama, con los dedos enredados en su pelo y los ojos cerrados, intentando recordar. Revivía en su cerebro cada paso que dio aquella noche con una meticulosidad enfermiza, pues debía recordar qué pasó, era de vital importancia. Pero sucede que a veces nuestra mente esconde los recuerdos que puedan herirnos. Odiaba los métodos de autoprotección. Le gustaba ser un miserable.



I'll settle down with some old story

2 comentarios:

  1. Te gusta recrearte, obsesionarte en qué has hecho mal, pero no siempre es una actitud positiva y valerosa.

    En ese caso es egoista, visto fríamente, ya que no respetas que nadie más no quiera decirte qué fue lo que pasó.

    No te obsesiones, no puedes recordarlo y nadie te quiere ayudar a ello, no hay más vueltas que dar. No eres culpable.

    ResponderEliminar
  2. Lo sé. Esta entrada no es más que una forma de cerrarlo. De asumirlo. Archivarlo y olvidarlo.

    ResponderEliminar